El País del Hateg fue amor a primera vista
A Cristian Ciobanu lo conocí cuando estaba realizando la investigación del artículo sobre el País del Hateg y el Parque Nacional Retezat – distinción ecoturística. El es el administrador del Geoparque de los Dinosaurios del País del Hateg. Después de la entrevista sobre el concepto de ecoturismo en la región, las medidas adoptadas y los planes para el futuro Geoparque, llegamos a hablar de su lugar de origen y su familia.
Así me enteré de que es de Bucarest, pero que, junto con su esposa y sus dos hijos se mudo y ahora vive en el pueblo Densus, en el distrito de Hunedoara. „Es decir Downshifting” le sonreí. „Sí, y no somos los únicos en la zona”, se ríe Cristian. Así que un domingo, llegué a su casa, en un pueblo, en una zona tranquila, para escuchar su historia: cómo dejó Bucarest para venirse a vivir a Densus.
Estabamos sentados todos en la mesa, comiendo pan y mantequilla (pan con levadura, hecho en casa, por Alina), bebimos jarabe, dimos un paseo en la colina cerca de su casa. (de ahí se ve, muy hermoso, una parte del País del Hateg). Hablamos sobre las expectativas y esperanzas para el futuro, sobre su boda, sus ropas de boda inspirados por el puerto tradicional rumano y sobre cómo el acercamiento a la naturaleza te hace entender lo que es realmente importante en la vida y lo que te ayuda evolucionar espiritualmente.
Cristian llegó por primera vez en el País del Hategului mientras estudiaba en la Facultad de Geografía y voluntario en el Geoparque, desde esa época se reunian datos para poder declarar la zona como área protegida. „El País del Hateg fue amor a primera vista. Trabajando en los programas del Geoparque, tuve tiempo para estar aquí, para sentir el lugar, también me hice amigos. La gente aquí es maravillosa, y la denisdad de valores en la región es muy alta. Escribí mi tesis sobre el El País del Hateg, estaba viviendo aquí durante todo el verano, llegue a conocer la zona caminado o andando`en bicicleta. Luego hubo una pausa, durante la maestria trabaje en Bucarest „, recuerda Cristian, mientras que tiene en sus brazos a Gruia, el hijo mayor, que le pide su debida atención.
Las cosas fueron hechas de tal manera, que Cristian y su esposa, Alina vinieron el Pais del Hateg para hacer su boda. Los dos de Bucarest y los dos deseando tener una boda diferente encontraron aquí el lugar perfecto. „No quiero ofender a nadie, pero aborrezco las bodas, la manera en la que están hechas ahora. No nos gustan. Los novios llegan a ser invitados a su propria boda, todo está hecho para los huéspedes, para que ellos se sientan bien y así posiblemente, el regalo sera mayor.
La atención se centra en los invitados y no en la pareja, que es un error, desde nuestro punto de vista. Además, hoy en día, recibir una invitación a una boda es como una bomba, financieramente hablando, se piensa más en el regalo para los esposos, que disfrutar y ser feliz para los que se casan „, dijen los esposos Ciobanu.
Así que los dos hicieron sus proprias reglas. Alina llegó también en la zona para conocerla y decidieron planear su boda como un viaje de tres dia, para los invitados, con alojamiento en los hostales de la región, con una misa en la iglesia de Densus y la fiesta en un hostal en Sarmisegetusa. Todos los costos fueron mecionados desde antes. „Esto les va costar el alojamiento, la comida y el transporte. Para tres días, el precio mas alto por persona fue 300 lei … es decir, lo mismo que pagas para un menú en una boda. ¿Quién quiso regalar algo extra, regalo, que no sólo paga estos gastos. Todos los huéspedes estaban vestidos en trajes inspirados en los vestidos tradicionales rumanos. La idea era simple: no queriamos una escenificación para volver a las cosas que nunca existian, si no traer las tradiciones al día de hoy. Mi hermana, que es artista, nos ayudó con la confección de ropa para los invitados „, dice Cristian, mientras que Alina me muestra el álbum de fotos de la boda, que incluye también la invitación, hecha por ellos, y que tiene el símbolo de una danza tradicional rumana, en la portada.
Personas hermosas, con trajes inspirados en la tradición rumana, que sonríen frente a la cámara. A nadie se le nota ni una sonrisa forzada. La alegría en sus rostros es simple, real, acompaniada por una bandera rumana.
Sus amigos y familiares los ayudaron con todo lo necesario para la boda: la hermana de Cristian hizo los trajes, el chef, hermano de Alina, se encargo del menú, los amigos de Sarmisegetusa con el hostal organizan la fiesta, otro amigo tomó fotos, otro grabó la boda. „Fue una interesante recuperación del concepto de comunidad”, recuerda la pareja, que escribió sobre su boda distinta a las demas, en un blog dedicado al evento.
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Cristian habla de sus planes – plantar más árboles, comprar un par de colmenas. Danciu salta y pone sus grandes patas sobre nosotros, alegre de que recibe atención mientras que Lolek y Bolek empiezan a jugar por el patio. Anochese y se acerca la hora de la cena. Con amor, le prometimos a la hermosa familia que conocimos, que nos volveremos a encontrar.
Fragmento de un material realizado por: Camelia Jula
Traducción: Anca Gaia