Campaña „Un grito de desesperación”

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Los efectos de un sistema sanitario enfermo

“¿Por qué te empeñas tanto? ¿No entiendes que las personas como él no viven? ¡Sigue con tu vida y olvídalo!” Estas fueron las palabras que Monica Pana escuchó del personal sanitario del hospital de Targoviste, la ciudad donde hace 15 años nació su hijo Alin. La incompetencia y la ignorancia de las personas que participaron en el parto de Monica hicieron que su pequeño padeciera de una terrible enfermedad: tetraparesía espástica bilateral, con su forma más grave, diaplejía espástica. Una enfermedad que afecta a los miembros inferiores, sobre todo a los superiores, y cuyos síntomas son: estrabismo, crisis de epilepsia, atrofia óptica, retardo mental, desviación de la columna vertebral, luxación de cadera. Solamente al leer sobre la desastrosa enfermedad, tiemblas al pensar que la vida de un ser humano puede ser destruida por la negligencia, la falta de interés y de profesionalidad del personal hospitalario incompetente, por culpa de un sistema sanitario enfermo…

Hacia otros horizontes llenos de esperanza…

Una vida sencilla y decente fue lo único que Monica Pana deseaba para ella y sus tres hijos. Tras la sentencia de divorcio, el Estado le concedió la custodia de Alin, el hijo con minusvalía, y de Stefan Viorel. La libertad de elección fue para Monica el año 2007 cuando decidió emigrar para ofrecerles a sus hijos una vida mejor. Gracias a la empresa de transportes Badoc de Bistrita, que no les cobró nada, Monica llegó a España acompañada por sus dos hijos. Al principio, vivieron en Alicante, en casa de unos conocidos que ayudaron a Monica a encontrar trabajo, y así su vida dio un giro de 360º. Matriculó a su hijo mayor, Stefan Viorel, en la escuela, y Alin recibió cuidados especiales según sus necesidades. En la entrevista que nos concedió, Monica recuerda emocionada como durante su estancia en Alicante, por primera vez en su vida se sintió contenta y feliz, sabiendo a sus hijos a salvo. Pero por desgracia la tranquilidad de Monica no duró mucho tiempo. La crisis económica y los cambios políticos a nivel nacional también la afectaron. Perdió el puesto de trabajo y le fue imposible encontrar otro en la zona. Dolida y desesperada, decidió probar suerte en otra parte, decidida no abandonar España. Fue así como, con la ayuda de algunas familias rumanas, se llevó a sus hijos y se mudó a El Acebrón (Cuenca) esperanzada de que iba a encontrar trabajo.

Como el pájaro Phoenix

Dicen que las madres solteras nunca consiguen educar bien a sus hijos para que lleguen a ser personas responsables y de plena confianza. Estoy convencida de que éstas son puras especulaciones, sin ningún fundamento real. Monica Pana es la prueba evidente. Escuchando su testimonio, supe que en El Acebrón, un pueblo no muy rico, con sus habitantes en la mayoria jubilados, Monica recibió una nueva esperanza de vida. Con el apoyo de paroco de la localidad, Don Perpetu, y de los vecinos que les han mostrado mucho calor, los tres se alojaron en la casa de unos compatriotas, con la posibilidad de trabajar en limpieza y agricultura. Monica no rechazó ningún trabajo. Aceptó podar viñas, cavar tierra – trabajos de hombre, con tal de ganar algo de dinero para subsistir. Asombrados por su buena labor y por la manera de criar a sus dos hijos, los vecinos han pedido apoyo a las autoridades locales, solicitando ayuda para Alin, el niño minusválido. Vanesa Navalón y Elena Clemente Fernández, trabajadoras sociales de los Servicios Sociales Fuente de Pedro Naharro, fueron las personas que elaboraron urgentemente un proyecto de ayuda directa para la familia de Monica Pana. Al mismo tiempo, las autoridades contactaron con la Asociación Rumano-Española de la Provincia de Cuenca, que tiene la sede en Tarancón. Es increíble como gente de otra nacionalidad sabe y puede ofrecer desinteresadamente ayuda humanitaria.

Regalo incondicional

El voluntariado es parte fundamental de la sociedad civil, que define las aspiraciones más nobles de la humanidad: la paz, la libertad, la oportunidad, la seguridad y la justicia para todas las personas. Es difícil aceptar con facilidad la idea de trabajar sin dinero, de invertir tiempo y energía sin tener un beneficio inmediato. Muchos no lo hacen porque “no se gana nada”, pero la mayoría se involucra plenamente en situaciones como ésta. La Asociación Rumano-Española de Cuenca es uno de ellos. Sus miembros son rumanos con principios y cualidades, que saben valorar y respetar al ser humano. Presidente de la asociación, Violeta Vartic, es conocida por sus proyectos realizados para la comunidad rumana de la zona, y podemos afirmar sin equivoco que es un verdadero embajador de Rumania. En este caso es el organismo que respondió sin dudarlo a la petición de los Servicios Sociales Fuente de Pedro Naharro, y se puso en contacto con Monica Pana. Tras conocer el caso, la asociación habló con las autoridades competentes de la provincia de Cuenca y, a finales del año 2008, solicitó el traslado de la familia a la ciudad de Cuenca. Allí, Alin fue matriculado en el Colegio Público de Educación Especial Infanta Elena donde recibe educación, recuperación y asistencia especial. Con la ayuda de Cáritas Parroquial de Tarancón, la asociación suministró a la familia los alimentos, la ropa y la cantidad de dinero necesaria para pagar el alquiler y los gastos mensuales durante el tiempo que Monica no tuvo trabajo. Gracias a la Delegación de Bienestar Social y Salud de la provincia de Cuenca, a la Junta de Comunidad de Castilla- La Mancha, a la Cruz Roja de Cuenca y Tarancón, y a Caritas de Cuenca, la familia se trasladó definitivamente a la ciudad, y Monica consiguió trabajo hasta el mes de mayo en la empresa Inico de la misma localidad. Desde entonces, a pesar de estar inscrita en los Servicios Sociales y en el plan formativo de los futuros empleados, está continuamente buscando nuevas oportunidades laborales. No espera la caridad de nadie, y se está buscando la vida como puede, últimamente recogiendo chatarra y, con el dinero obtenido, paga parte de sus gastos mensuales. En junio de este mes la JCCM-Delegacion de Salud y Bienestar Social le ha concedido una subvención para comprarle una silla especial a Alin. Desgraciadamente, por culpa de la crisis económica que afectó también la Comunidad de Castilla-La Mancha, aún no ha cobrado dicha subvención.

¡Seamos solidarios con Alin, al menos por un día!

Bajo la petición de la Asociación Rumano-Española de Cuenca, nos hemos desplazado el fin de semana pasado para realizar una investigación periodística del caso aquí expuesto. Hemos averiguado que el menor Alin Andrei Rus beneficia de cuidados especiales de lunes a viernes, en el Colegio Público de Educación Especial Infanta Elena, mientras que los sábados y domingos recibe asistencia por la Cruz Roja de Cuenca, en los pisos especial habilitados. Conocimos a las dos enfermeras, Barbara, de Austria, y Jorgelina, de Cuenca, dos jóvenes voluntarias de la Cruz Roja. Las dos cuidan a Alin con mucha profesionalidad y nos hemos quedado sorprendidos con la delicadeza, la paciencia y el cariño que el niño recibe. Tanto Barbara como Jorgelina expresaron su desesperación debido a que Alin aún no tiene la silla que tanto necesita. Por este motivo la columna del niño se ha visto afectada, tiene una especie de hernia provocada por la silla incómoda e inapropiada de la que ahora dispone. Todos entendemos la situación de crisis que estamos viviendo, pero esta silla especial es una emergencia de alta importancia para la vida del menor. Por esta razón, junto con la Asociación Rumano-Española de Cuenca y las enfermeras de la Cruz Roja, hacemos un llamamiento a las autoridades competentes para solucionar esta situación con máxima urgencia, teniendo en cuenta que se trata de la salud y la vida de un niño. De la misma manera rogamos a todas las personas altruistas que pueden ayudar a Monica a conseguir trabajo, en cualquier zona de España. Actualmente, debido al impago del alquiler, Monica y su hijo mayor, Stefan Viorel, se encuentran en situación de calle, viviendo en el campo. Para sobrevivir recogen chatarra que cargan en una maleta. Se trata de un caso muy triste que quisimos dar a conocer porque Monica se merece toda nuestra atención. Por como luchó por la vida y la salud de sus hijos, por lo mucho que sufrió para tenerlos cerca, la situación de sus niños, el sentido de su vida, no puede ser ignorada. Vamos todos a echarle una mano y seamos solidarios, aunque solo por un día, con esta familia tan sufrida.

  • Mencionamos que todos los documentos que sostienen este material se encuentran en los archivos de la Asociación Rumano-Española de Cuenca y de la publicación Occidentul Românesc. Todas las personas interesadas pueden hacer donaciones en la siguiente cuenta abierta al nombre de Monica Pana, en la Caja Rural de Cuenca: 3064 0840 4121 3779 4315
  • Para más información, no duden en contactar con la Asociación Rumano-Española de Cuenca, a través del e-mail hisparucuenca@hotmail.com o por teléfono: 639 178 615 (de lunes a viernes, de 19 – 20).

Reportaje realizado por Kasandra Kalmann Nasaudean y traducido por Ana Maria Marinescu.